Las aventuras de Sr. Tocino aterrizan en 2015 y abandona definitivamente su hogar-bola de cristal para vivir de nuevo entre humanos. Al final de esta loncha habrá un reencuentro con una amigo del pasado. Feliz lectura!


La familia Tocino seguía abrazada e inmóvil dentro de la escuela. Dudaban entre aceptar la invitación de la niña o quedarse allí para siempre muertos de miedo y encima sin probar los churros. Al final se dejaron llevar por el aroma a flores y los dulces ojos de Sonia. Salieron lentamente de la escuela y fueron hacia el patio donde les esperaba un gran cilindro grasiento y al final de él , una mano infantil. Se agarraron él como pudieron y Sonia empezó a tirar de el. Pero algo mágico sucedió de repente.

Los diminutos  habitantes de la bola-pueblo que habían roto abuela y nieta, se iban transformando en cerdo y búhos comunes de tamaño real al salir de su hogar presumiblemente encantado. Naturalmente el churro no puedo soportar el peso del cerdo y los 4 búhos, se rompió y todos cayeron en el suelo alfombrado de la sala. Mama Owly empezó a lamer a su hijos para quitar la grasa y azúcar del churro mientras Sr. Tocino se relamía ansioso y con gula. Flor y Sonia no salían de su asombro frente a la imagen de los cerdos vestidos como personas y un búho que se desvivia por poner presentables a hijos y marido antes sus nuevas amigas.

-Abuelita, ¿qué vamos hacer con nuestros nuevos invitados?. ¿Se podrían quedar aquí contigo? Tienes un patio trasero desaprovechado y lleno de malas hierbas. Podríamos construirle una acogedora pocilga al más grande y una casita en el árbol al resto…Yo les sacaría de paseo por turnos, los llevaría al parque para que me ayuden a dar de comer a las ardilla, les contaria cuentos donde no salgan cerdos, naturalmente, les coseríamos trajecitos nuevos entre las dos,..por fi, por fi…Quedemoslos!

-Sonia, tengo una idea mejor donde esta peculiar familia estarán más a gusto y alejados de humano grises y en mayoría carnívoros. Déjeme hace un par de llamadas…

Los tres búho-cerditos Burbuja, Cristal y Terciopelo estaban locos de contentos intentando subir por la piernas de la niña y picoteando sus medias rosas. Owly se había posado en la lampara araña de la sala para vigilar que su hambriento marido no se empachara con todos los churros . Pero en menos de dos minutos el plato estaba vacío y Sr. Tocino panza arriba como un muñeco balancín que no podia darse la vuelta. De lo alto, mama se llevaba las alas a la cabeza ante el comportamiento de su amada familia. La abuela volvió a la sala con un papel en la mano y con la mal o buena suerta para el zampachurros, de tropezar con el y darle la vuelta de golpe.

-Chicos, os iréis a vivir a la ecogranja de mi ex novio Philipo. Vive en el campo y su finca es una lugar lleno de tranquilidad , respeto y muchas, muchas verduras. Philipo es vegetariano y buena persona aunque no sabe tratar a las mujeres y por eso le deje que viviera en paz con sus hortalizas que según él, eran las únicas que le seguían sus bromas. No te preocupes Sonia, estaran bien cuidados y yo me encargare de llevarte a verlos los fines de semana.

La palabra granja despertada en la memoria de Sr. Tocino mas malos que buenos recuerdo. Recordemos que el había nacido en una granja donde era objeto de burla de los demás animales y por eso se vio castigado y embarcado en su posterior aventura. Y ahora resulta que volvemos al punto de partida: otra granja. Su mujer e hijos no sabia su historia pasada completa así que por el bien común, se cayó y acepto su nuevo destino sin rechistar y pensando en positivo.

En poco mas de 1 hora, se encontraban de camino al paraíso en una vieja camioneta conducida a 40 km/hora por la anciana. El paisaje fue cambiando poco a poco de color y del gris deprimente paso a unos cálidos amarillos,tostados y verdes de la campiña. Después de 2 pueblos abandonados, una parada técnica de lavabo femenino y unos cuantos bocinazo de conductores estresado por la velocidad de la camioneta, llegaron a su destino. Philippo’s Paradise se podía leer el viejo buzón clavado en la valla de la finca.

Junto a la entrada, había un hombre delgado con mono azul y pamela de playa que le tapaba casi toda la cara. A su pies algo negro saltaba sin parar: era Carpintero, el cerdo vietmanita lleno de pulgas que Tocino conoció cuando se escapo del pozo de las reflexiones en su antigua granja. ¿Habria solucionado su problema de rechazo social debido a su incomodas huéspedes saltarinas?


…………………….Continuará en 15 días……………………….
Si acabáis de aterrizar en mi blog y no conocéis las aventuras pasadas del Sr. Tocino, podéis leerlas aquí.

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