Desde que cree esta sección, que solo me ha dado alegrías y satisfacciones, he contado con invitadas serias y responsables como Nuria OrcaDacil Muñoz. Mi estrella de hoy puede que tenga esas cualidades pero irremediablemente es  la locura, diversión e imaginación hecha caramelo y eso es lo me gusta de ella. Piruleta Infinita es risa, ironía y sinceridad en estado puro. En su blog nos cuenta las historias que vive junto a Pin que se nota que heredo los genes de su mama, ya tan pequeñita. Si os pasáis por su carnaval de cuentos Lunes de Sueños, disfrutareis de sus historias y de los demás participantes . Os invito a darle un lametazo a su blog para contagiaros de su positividad y forma de ver el mundo. Y por ultimo, ¿Que es lo que pretendo que aprendáis leyendo su post? Muy sencillo y que ha veces se nos olvida en esta vida tan estresada que llevamos. Piruleta nos enseñara a reír y os aseguro que os sacara una sonrisa a medida que vamos leyendo su reflexión. Os dejo con ella.

Mujeres chifladas que te invitan a ser la estrella por un día de su blog. Claro ejemplo: Frikymamá. 

Nos adoramos. Sé que el cariño es mutuo. Pero de vez en cuando me hace perrerías como ésta de tener que sacarme un post de la manga para poder ella vaguear y que seamos l@s demás quienes le hacen el trabajo. 

Y como yo soy buena amiga, compañera y persona pues aquí estoy rompiéndome los cuernos para ver qué recontra le escribo yo a esta tía.
A mí nunca me gustaron los niños. Siempre supe que iba a ser mamá. Sin prisas, pero sabía que cuando llegara el momento adecuado iba a tener un bebé al que querer mucho y estrujar fuerte, pero no iba a ser ni por asomo como esos niños maleducados y crueles que te encuentras por la calle. 
Que van corriendo como locos, chocan contigo a pesar de intentar tú esquivarlos y que ni siquiera te piden perdón. 
Esos niños faltosos y altamente hostiables que cuando están jugando y se les acerca un niño claramente más pequeño, le dicen con chulería: «¡Quita niño!». Le dan un empujón tirándolo al suelo y dejándole llorar mientras se ríen. 
Esas niñas repipis que de mayores quieren ser como «Jana Montada» y que su único tema de conversación son las series y películas de Disney, el color rosa y lo bien que cantan y lo guapos que son los «Wan Direkshon». Esas niñas a las que tú, adulta ya, te apetece darles un empujón mientras las tiras al suelo a la voz de «¡Quita niña!»
   Así era como yo me imaginaba la infancia. Una infancia a base de supervivencia extrema. Una infancia de la ley del más fuerte. Así era como me imaginaba yo que tendría que vivir mi hija en sus interactuaciones con los de su especie: Esos seres llamados niños…
   Ahora Pin (mi hija para los inconscientes que no me leen) tiene diecisiete meses. Ya camina, corre a su pueril manera y hablar no habla, pero interactúa mucho con todo el mundo. Es super sociable. Ahí empezaron mis absurdos temores… 
   Que interactúe con adultos, siempre y cuando sea gente de mi confianza, ok, no hay problema. Que interactúe con bebés sean del tiempo que sean, me parece muy bien. Lo único cuidar que no pegue porque es muy bruta. Lo que me daba miedo eran los niños mayores. Que en un despiste me la hicieran daño y ahí tuviera que ir esta madre, de uñas, a luchar contra niños y padres desentendidos.
   ¡Pues no! La primera vez que Pin jugó con mayores volví a confiar en la raza humana como un ser naturalmente bueno.
   Un día estábamos el patri y yo con Pin tomando algo en el bar de siempre y unas niñas mayores (preadolescentes) me pidieron permiso para jugar con Pin en la calle. Las conocía un poco y a sus padres así que no me negué. De todos modos, estuve en la calle controlando por si ellas no podían controlar a Pin. Con ellas había más niños de diferentes edades. Unos corriendo, otros saltando, otros charlaban sentados en un portal… 
   Fue increíble verlas paseando a Pin cogida de la mano, que estaba encantada. Cómo, sentadas en el portal, la tenían en brazos, le daban mimos y la contemplaban mientras charlaban de sus cosas y la hacían partícipe.
   Ese día recuperé la fe en la humanidad. En que no tantos padres son tan ineptos y en que los niños verdaderamente son maravillosos.
Un besote
PIRULETA
¿Que os pareció la visión de la infancia de Piruleta? Yo la comparto a pies juntillas. Ya sabéis que si queréis participar en mi sección, enviarme un email a almendroli@yahoo.es contándome que os apetecería compartir en mi blog. 
¿Te ha sido de utilidad el artículo?
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