Creamos un servicio o un producto y lo lanzamos con toda la ilusión del mundo.

Pensamos que nos van a llover las solicitudes porque, jopé, nos lo hemos trabajado un montón, pero sin embargo… solo falta que pase rodando el típico arbusto seco de las pelis del Lejano Oeste (sí, son arbustos, lo he buscado)

Quizás te preguntas qué tiene que ver esto con el copywriting, si el copywriting es escribir para vender, ¿verdad? Bien, déjame decirte que detrás del copywriting hay mucho más. No todo son fórmulas, técnicas o expresiones. No.

Si no consigues meterte en la mente de tus clientes, esas técnicas, fórmulas o expresiones no sirven para nada. Por mucho que las utilices, si no tienes claro qué buscan, no funcionarán.

Así que hoy retrocedemos y vamos al origen de tu servicio: cubrir una necesidad.

¿Cuándo lo creaste, pensaste en tu cliente o fue algo como “wow, qué idea más buena y, encima, no lo ofrece nadie”?

Te lo digo porque sacar un servicio por pura inspiración, como norma general, suele ir mal.

 

A VECES INTENTAMOS ADIVINAR LO QUE QUIEREN NUESTROS CLIENTES

 

Nos empeñamos en ser autosuficientes y nuestro ego nos ciega. Te dices a ti mismo “tú ya sabes qué quiere tu cliente” y tiras hacia adelante.

Pero espera, párate y pregúntate:

  • ¿De verdad lo sé?
  • ¿Cómo he llegado a esa conclusión?
  • ¿Cuántos clientes me lo han dicho?
  • ¿Dónde he podido leerlo?

 

Ay adivinar… ¿No te pasa que cuanto más intentas adivinar, peor acabas? Me explico.

Estás en la ducha (o haciendo ejercicio, cocinando, jugando con los niños o viendo la tele, da igual) y te viene una idea a la cabeza. Tú mismo te asombras porque es realmente buena. “Sí, señor. – Te dices – Es genial”.

Pero en lugar de desarrollar esa idea con una base sólida, empiezas a darle vueltas y vueltas y más vueltas. ¿Y si hago esto? ¿Y si añado aquello? ¿Esto gustará? ¿Quedaría mejor así?

Y cuantas más vueltas le das, más nervios te entran…

  • “Madre mía, esto no se acaba nunca”.
  • “Jolín, ojalá fuera más fácil”.
  • “Fff, paso. Estoy perdiendo mucho tiempo”.

¿Te suena?

¿Y si te dijera que hay una simple y rápida forma de saber qué es lo que quieren tus clientes?

 

PREGUNTA A TUS CLIENTES

 

Es sencillo, rápido y funciona.

A mí, antes, me daba cosa preguntar, la verdad, pero me he dado cuenta de que es la única manera de cubrir una necesidad real y dejar de tener dolores de cabeza al mismo tiempo.

Si sabes qué necesidad tienes que cubrir, solo tienes que mirar la manera de cubrirla y ya tienes el servicio. Si empiezas con la idea del servicio en mente, quizás no existe una necesidad después en el mercado.

 

TUS CLIENTES TIENEN TODAS LAS RESPUESTAS. SOLO HAY QUE SABER QUÉ PREGUNTAR.

 

Seguro que te han llegado algunas encuestas por correo del tipo:

  • ¿Cómo crees que puedo ayudarte en X?
  • ¿Cuál es tu principal reto con X?
  • ¿Cómo te gustaría recibir mi ayuda?

 

Puede que seas de las personas que ven una encuesta y huyen y, por eso, no te habías planteado enviar una a tus clientes.

Verás, te digo un secreto (pero en el fondo, ya lo sabes): que tú no contestes e, incluso, te sientas agobiado con ellas, no quiere decir que a las demás personas les pase lo mismo.

Hay personas que necesitan tu ayuda como profesional que eres. ¿Qué mejor manera que darles lo que piden?

 

3 PREGUNTAS BÁSICAS QUE DEBERÍAS PREGUNTAR CADA CIERTO TIEMPO

 

¿Cuál es el principal problema que tienes ahora mismo relacionado con X (entiéndase X como tu servicio o producto)?

 

Con esta pregunta, te aseguras cubrir una necesidad específica. Si cuando te envíen las respuestas a la encuesta, ves que hay un problema que se repite mucho, ese tendrá más salida e impactará más en tu público que otro que solo te lo comente una persona, por ejemplo.

Esta pregunta puedes hacerla de 2 maneras:

  • Con respuesta libre. Es decir, haces la pregunta y que te contesten lo que quieran.
    • A favor: verás cómo se expresan y cómo hablan de sus necesidades.
    • En contra: Puede que no llegue a repetirse ninguna necesidad o que piensen que lo que ellos necesitan no es “tu área”.

 

  • Dando opción a varias respuestas establecidas. Tú das posibles problemas (a,b,c,d…) y ellos marcan una casilla o varias. Asegúrate de dar la opción de “otros” por si en las que tú has contemplado, no sale lo que ellos necesitan.
    • A favor: Las respuestas más ordenadas y consistentes.
    • En contra: Sería la rigidez, pero como das la opción de “otros”, no tienes de qué preocuparte.

 

¿Qué has hecho hasta ahora para solucionar ese problema?

 

Esta pregunta te dará una idea de lo que NO le ha funcionado. Con esto te ahorrarás ofrecer servicios o productos que no funcionen.

Yo te diría que aquí dieses plena libertad a tu cliente y dejases que se exprese como quiera. Solo él sabrá qué ha hecho y por qué no le ha funcionado como el esperaba. Recuerda: no adivines.

 

¿Qué tipo de solución buscas? O ¿Cómo te gustaría recibir mi ayuda?

 

Con esta, te aseguras ofrecer a tu cliente el formato que esté buscando. Por ejemplo, si es un servicio que puedes empaquetar o del que puedes crear un curso, una guía o algo por el estilo en modo “do it yourself”, podrías darle las opciones de:

  • Servicio completo
  • Asesoría 1-1
  • Curso con vídeos y sin apoyo
  • Curso con vídeos y con apoyo
  • Ebooks, guías, ejercicios…
  • Otros

 

Así, verías cómo prefieren tus clientes recibir tu ayuda. Quizás te asombras y ves que prefieren cursos en vídeo DIY, cuando tú pensabas que preferían olvidarse de todo y que tú lo hicieras por ello (servicio completo).

¿Quién sabe?

 

ES MEJOR PREGUNTAR QUE ADIVINAR

 

Ahora ya sabes qué ganas preguntando y dejando de adivinar qué quieren tus clientes. En serio, hazme caso y crea ahora una encuesta de este tipo (añadiendo las preguntas que se te ocurran, pero sin pasarte. Máximo, unas 10. Cuando son más, suelen agobiar).

Te asombrará ver cómo responde la gente. Yo no confiaba mucho en el poder de las encuestas, pero son una herramienta increíble para conocer mejor a tu público y saber si lo que tienes en mente puede o no funcionar bien.

Incluso, sacar nuevas ideas de las respuestas que te den.

 

Y tú ¿has utilizado alguna vez las encuestas para indagar en las necesidades de tus clientes?

 

¿Sabías que pronto vuelvo a la carga? Sí, señor. Pero de momento, descárgate La Guía de 5 pasos para VENDER SIENDO UNA MISMA. Vender no tiene por qué ser aburrido o agresivo. Solo hay que hacerlo desde la propia esencia 😉

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